A sus dieciséis años hacía trabajos de campo para la familia Tenjo en el municipio de Tabio. Allí, Nicasio Tenjo (padre de familia) le asignaba sus tareas diarias en la finca El Hornillo, que era propiedad de los Tenjo; y le contó a Isidro su experiencia con Santa Rosalía Bendita:
“Un día cruzando el puente la vi junto a una mata de Chusque, así que la enlace y quedó atrapada. Entonces, le comencé a dar su juetera hasta que ella me dijo: Si usted va a pagar por mi pena puede matarme”.
Isidro Cárdenas Silva
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